Carta a mi alcaldesa
Querida Celia: ¿Dónde está tú lado humano y animal? ¿Acaso lo perdiste el 27 de mayo? ¿O te lo dejaste en Valencia, firmando papeles y papeles que llevan a mi pueblo a no sé dónde?
He vivido unos años engañada, pensando que ya nunca iban a haber torturas en mi cuna. ¡Qué sorpresa he tenido con tu llegada, en tu barco que no ve más allá de los intereses de unos pocos! Yo no quiero que en Villena corra la sangre, que los asesinos anden sueltos y alabados por una gran matanza, que la fiesta nacional vuelva aquí, que nuestra banda de música ponga melodías al asesinato y que el único objetivo de vuestra política sea la plaza de toros. Otros ya te han recordado algunas necesidades de nuestro pueblo, yo sólo quiero recordarte lo que le hacen a las víctimas de esta tradición, que ni es arte ni es cultura:
24 horas antes de la corrida la víctima es sometida a un encierro a oscuras. Le recortan los cuernos, le cuelgan sacos de arena en el cuello, le golpean los testículos y los riñones, le inducen la diarrea al poner sulfatos en el agua que beben, le untan de vaselina los ojos, en las patas les ponen una sustancia que les produce ardor y les impide quedarse quietos. Todo esto, ¿para qué?
Y no sólo sufre la víctima asesinada. ¿Qué hay de sus amigos? Quebraduras múltiples de costillas o destripamientos en los caballos de los picadores, ¡y aún dicen que llevan peto! ¿Con qué fin? ¿Para qué puedan aguantar tres o cuatro corridas más? Todo esto es absurdo, y más aún si pensamos que todo esto pasa antes de entrar en la plaza? Una vez dentro de la plaza ya sabes lo que pasa y no quiero recordártelo. Pero sí quiero evocarte que no quiero que gastes nuestro dinero en una barbarie.
Atentamente, una ciudadana de Villena.